viernes, 16 de enero de 2015

EL REGUSTO PERVERSO DE LA MALDAD

Allí estaban todos. Salían a la carrera con caras de haber pasado las peores horas de sus vidas. Dejaban atrás aquel infierno de odio y rencor inculcado que por poco les cuesta la vida y que muy probablemente los dejen marcados para mucho tiempo. El día anterior se pudo ver en todos los telediarios, a la hora de comer, la ejecución de un policía malherido en el suelo por parte de un psicópata, que es lo que son y en lo que se convierten, y el sonido de fondo de continuas ráfagas de disparos con un destino incierto e inquietante. Uno no podía dejar de estremecerse observando todo aquello, y el horror era aún mayor cuando en un exceso de empatía uno se ponía en situación: una calle plácida de París, con personas caminando tranquilamente por las inmediaciones de la redacción del periódico, y unos tipos que desgarran toda la escena por la mitad con sus fusiles y su mala leche, irrumpiendo con sed de sangre y demencial venganza.
No existe en la vida mayor desgracia que la pérdida de una vida humana, y si encima es por una acción de este tipo el dolor es aún mayor. Lógicamente, todas las noticias se enfocan inmediatamente al acto terrorista en sí mismo: asaltantes, disparos, muertos, personas corriendo, etc...Pero se ignora el peligroso regusto que deja en las personas un hecho semejante. El mayor poder que posee el mal es el de intentar descentrar a las personas en su fuero mas interno con argumentaciones de lo mas peregrinas y perversas. Y esto se puede aplicar a un acto terrorista de esta gente o de otro grupo armado, así como a un acto violento en el ambiente familiar o en plena calle. El mayor brindis a la vida que se puede realizar es el de no enfangarse con la mentalidad intrincada de los violentos, sin más. Continuar centrados en vivir la vida plenamente y echar a un lado lo que no aporte absolutamente nada al desarrollo personal y vital, que es, en definitiva, lo que hace que seamos mas felices; apartarla a un lado de una patada como se haría con una mierda seca que uno se ha encontrado en el suelo mientras daba un paseo por la calle.
Es importante estar informado. Conocer los entresijos de esta gente, cómo y quién los financian, quién los apoya logísticamente desde que salen de sus viviendas - literalmente - hasta que llegan a las zonas de conflicto y quién se encarga de conseguirles el billetito de vuelta como si fuera un turista mas que viene de pasar unos días de vacaciones por el Mediterráneo. Estar atentos con el rabillo del ojo a todas estas cuestiones y exigirlas también, pero sin perder de vista en ningún momento el frente de nuestras propias vidas. Y, sobre todo, no ahondar en las pestilentes aguas de la ignorancia y la sinrazón que convierten a las personas en unas desgraciadas.


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