lunes, 16 de febrero de 2015

LA EDUCACIÓN

El chaval está visiblemente agobiado. Me cuenta que tiene mucha presión por aprobar y que le gusta estudiar, pero que en su casa es casi imposible. Que sólo con mencionarle a la madre la idea de apagar la televisión durante un rato, hace que se produzca un encontronazo. Le dice que si le molesta que se vaya para la habitación, que a ella le relaja verla. En ocasiones, me cuenta, se pone a hacer las tareas en el salón después de almorzar hasta que su madre pone la televisión. En ocasiones se concentra y consigue aislarse momentáneamente en su tarea, pero que de vez en cuando su atención se desvía hacia un grito o unas absurdas discusiones sobre si tú dijiste o yo dije. Me cuenta que en ocasiones puede parmanecer en el salón durante un buen rato, pero sólo hasta que llega el padre y comienza a ir a un lado y a otro del piso. Que no para quieto un momento. Y que sus padres comienzan a comentar de vez en cuando las tonterías de esas discusiones televisadas Si en todo esto entra en acción los hermanos, pues entonces apaga y vámonos; ha llegado la hora de agarrar los libros y tocar retirada a la habitación.
Meterse allí es mas de lo mismo. Con la puerta cerrada puede seguir las evoluciones de los famosos. De una tal Manolita, una tal aristocrática del pueblo, que con sus voces, sus llantos, histerias y cuchicheos hace que Mateo, que así se llama el chaval, se distraiga continuamente. En mas de una ocasión ha tenido que salir de la habitación y pedirle a la madre y a los que están viendo la tele en general, que por favor la bajen un poco, que se oye mucho. En muchas ocasiones consigue al menos este propósito, no sin llevarse antes una mirada de mala leche que corta la respiración, acompañado por los malos modos al dejar bruscamente el mando distancia sobre la mesa. Tras batallar contra los elementos, hay tardes en las que se conjuran los astros y puede mas o menos realizar las tareas sin distracción, sólo con el sempiterno e innegociable soniquete de fondo de la televisión del salón. Pero en otras ocasiones también intervienen los vecinos: música extremadamente alta, discusiones que se prolongan mas de la cuenta, películas de tiros y coches derrapando, y un sin fin de molestias que a Mateo le lleva a preguntarse si verdaderamente esas personas son conscientes de lo que pueden llegar a molestar al vecino. ¿Por qué hay tanto ruido y tantas molestias durante tantas horas al día? Se llega a preguntar el pobre chico. En todo esto, los del ruido le llevan ganando la partida, o mas bien la batalla. Y es que es complicado ganarle la batalla al ruido. Porque esto, si se pone el tesón y la seriedad sobre la mesa, si estudiar se convierte en algo serio, se convierte en una batalla en la que tienes que hacer lo que sea para conseguir concentrarte y alcanzar tus propósitos. Y el pobre chico, en muchas tardes, pero sobre todo una en concreto, se encuentra arrinconado, oyendo todo lo que le rodeaba y sin poder estudiar ni hacer prácticamente nada. Mira el reloj, y a esa hora, seguramente, sus amigos del barrio se encontrarían por ahí jugando al fútbol o haciendo el idiota. Tal vez podía estar con ellos. Al menos pasaría un buen rato. Finalmente, decide no ir a la calle. Espera a descansar un poco antes de retomar la tarea.
Me comenta, que en una de esas tardes se encontraba tan desesperado que aprovechando que tenía el ordenador encendido se le ocurrió meterse en youtube y escribir en el buscador MUSICA RELAJANTE. Me dice que mientras se abría el programa no podía reprimir una ligera sonrisa. Pensaba que era ridículo lo que estaba haciendo. Que seguramente saldría cualquier tontería o que incluso ni apareciera su sugerencia, o que si existía algo sería cualquier archivo cutre que hubiera subido algún friki o cualquier aburrido de la vida. Y, según me cuenta, al comenzar a escribir musica relajante, inmediatamente el buscador le propuso, en una amplia pestaña, diferentes tipo de música. Que si música relajante, música para estudiar, para trabajar, ...dormir....Y que todos y cada uno de los archivos tenían de dos millones para arriba de pinchazos. Tantos como esos programas que ve "España entera". Su sonrisa se transformó en un gesto mucho mas serio, porque lo primero que pensó es que había demsaiadas personas como él, y eso no podía ser. Me dice que se sintió como si en ese preciso momento que pinchó sobre "música relajante" perteneciera a un amplio grupo de desplazados, de exiliados por el ruido. Como si fuera una víctima silenciosa de una supuesta institucionalización del ruido y de la irreflexión que, según su parecer, se esta dando en la televisión - por parte de diversos grupos empresariales - y en gran parte de la sociedad.
Mateo es muy buen muchacho. Desde luego no tendría nada que hacer si quisiera participar en ciertos programas televisivos. Él "no daría juego". Él jamás se ha emborrachado en la calle ni ha participado en ninguna trifulca callejera, por mucho que ciertos presentadores-periodistas de ciertos programas digan que eso lo "ha hecho todo el mundo", y que "muy pocas personas pasarían estas pruebas". Él tendría la etiqueta de "soso", que por prudente está "empanado" o que incluso es "bobo". Que por tener seguridad en sí mismo y en sus capacidades para emprender cualquier iniciativa en el futuro, que entiende la vida como una carrera de fondo, que la ve con perspectiva y que sabe que el presente es algo transitorio y que hay que actuar con reflexión,  por todo esto lo tildarían de "sin sangre". Tampoco ha participado en ningún episodio de violencia doméstica, como se encargan de televisar también en cierto programa del mismo grupo empresarial. Mateo- y como él, muchos chicos más - es un buen chaval, sencillo, al que le gusta hacer deporte y salir con los amigos. No trata a las chicas, desde luego, como trozos de carne o de forma despectiva. No las trata de manera arrogante o autoritaria. Él es muy buen chico. Mateo, lo que mas desea en este mundo es estudiar, y todas las tardes tiene que batallar por conseguir un poco de silencio en su casa. Un poco de paz, ya es pedir demasiado. Todas las tardes tiene que hacer un injusto esfuerzo titánico para intentar concentrase en la labor que le permite ser plenamente feliz. Por eso, esta entrada está dedicada a todos aquellos que se esfuerzan de verdad en sus propósitos, - sobre todo los jóvenes- que se apartan de las continuas etiquetas que son lanzadas por ciertos indeseables y que los tildan implicitamente de "raros" o "sosos" desde perversos grupos empresariales. Y que se apartan de esos continuos mensajes derrotistas que muy neciamente pasan por ingeniosos.
La educación, desde luego, es mucho mas que echar muchas horas delante de una mesa. Mucho mas que una manifestación contra los recortes o el político de turno. Mucho mas que un uniforme de colegio. Y mucho mas que un simple anuncio a favor de la cultura, aunque se esté anunciando la última película de Torrente.

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