Existe un tipo de refugiado, desplazado, inmigrante o como se quiera llamar que no sale en los telediarios. Personas que tal vez se los haya cruzado por la calle o en una estación de tren o en algún aeropuerto. Personas que no van desaseadas ni sienten los focos de una cámara de televisión ni el aliento de nadie cuando llegan al destino con la maleta en la mano. Tampoco salen en las estadísticas: en ocasiones con una simple reseña porcentual en algún periódico es más que suficiente. Quizás todo forme parte de un mismo juego perverso: verlo con normalidad y aferrarse a la temporalidad de la situación. Nadie se imagina cuando va a partir hacia otro lugar para cuánto tiempo es, y más si se trata de asuntos de trabajo. Muchos tienen en mente regresar pronto, aunque esa perspectiva se vaya alargando en el tiempo hasta desembocar en la edad de jubilación.
Todo esto comienza como algo "normal": la situación de paro y precariedad que se va alargando y de pronto sale una buena oportunidad en el extranjero o dentro del propio país, en una zona donde siempre y desde siempre ha habido trabajo. La ilusión corre por el cuerpo y la mente. La noche antes se hace la maleta. Vas por la calle camino a la estación. O te lleva algún familiar en coche mientras nerviosamente y con algo de congoja se habla de cualquier cosa sin importancia. En cada semáforo en rojo otros automóviles se detienen al lado. No sabes muy bien por qué, pero en esos instantes te interesa la vida de aquellos desconocidos que con sus coches van a cualquier parte. Quizás porque sabes que cualquier sitio será mejor que esa estación donde te espera el tren que te mandará lejos de tu familia y amigos. Llegas a la estación con todo el ajetreo de personas yendo y viniendo y haces tiempo porque has llegado antes de lo previsto. Vas al anden y allí espera el mismo tren de siempre, el que te lleva al trabajo y a tu nueva vida porque en tu región, comunidad autónoma, pequeño país, reino, o como se quiera llamar y tras cuarenta años de democracia sigue estando a la cabeza de la UE en cuanto a paro y corrupción se refiere. Ha tenido en twitter muy buena acogida esa fotografía del tren en blanco y negro en la que se decía que "nosotros fuimos una vez refugiados" haciendo referencia a los refugiados sirios. Esos trenes, autobuses y aviones continúan saliendo de nuestro país, que no se os olvide. En el anden no había ningún grupo encadenado a las vías ni protestando por nada, "sólo" tu padre y tu madre que te despedían entre sollozos, rodeados por personas anónimas que iban a un lado y a otro. Sientes una gran congoja. El tren parte y por los cristales de la ventanilla ves a tu madre llorar a moco tendido. Te despides con la mano, el tren acelera más y todo eso se queda definitivamente atrás. Más calmado haces un repaso a lo que ha sido tu vida, mientras ves el paisaje pasar a toda velocidad por la misma ventanilla en la que minutos antes estaban tus padres. Piensas en esa mirada furtiva que echaste a un lado antes de partir y viste que mas de uno estaba en tu misma situación. Un matrimonio de mediana edad con un chaval de unos quince años y una cría de diez se despedía de un grupo de personas. La mujer lloraba, pero tras el último arreón del tren que dejó a su familia definitivamente atrás, en el andén, la mujer, al igual que tú, se tranquilizó. Entre el pasaje también los había que viajaban solos, con maleta de mano. O personas jóvenes que escuchaban música despreocupadamente. En fin, que había de todo. Aquella familia se veía que había venido a pasar unos días de vacaciones y regresaban a sus vidas y a la que ahora era su casa.
Allí, en la estación, y como he dicho al principio, no había nadie protestando. Tampoco las habría frente al parlamento andaluz ni en el palacio de San Telmo, ni en los juzgados. Resulta curioso comprobar como ciertos periodistas y pensamientos "guais del paraguais" pretenden repartir culpas entre el personal y en ir "al origen del problema" y en "concienciar" y en "remover la vergüenza ajena" por las consecuencias que tienen las acciones de esos mismos tipos que sienten un odio visceral ya no sólo a nosotros, sino a cualquier otra cosa que no encaje en su percepción del mundo. Y resulta indignante como esos mismos grupos "guai del paraguai" y por extensión gran parte de la prensa omiten las razones de las tremendas desigualdades sociales existentes dentro de nuestro propio país tras cuarenta años de democracia, y las instituciones que hay que modernizar y los problemas que hay que resolver con carácter de urgencia antes de que el sistema se quede definitivamente obsoleto. La información y el debate social en este país está copado casi en su totalidad por frivolidades que no conducen a nada y que están enfocadas sólo para hacer negocio de los mismos que las producen, y que de paso le hace el juego a los partidos políticos - tanto revolucionarios como no revolucionarios- Es mejor mantener al personal con los nervios y las sensaciones a flor de piel y zarandearlas continuamente apelando a las "vergüenzas ajenas" que mantenerlas verdaderamente informadas del verdadero "origen" de los problemas que nos rodean y cómo darles solución para mejorar nuestras vidas. Es mejor fomentar la "rentable" improvisación, despreocupación e impulsividad, que mantener a las personas en actitud reflexiva, constructiva y crítica y en afrontar con honradez y valentía los obstáculos que se puedan presentar en el camino.
El otro día tres emisoras nacionales retransmitieron en directo la muerte de un toro como si hubiese sido la de una persona en el corredor de la muerte. Se podía ver a manifestantes que lo intentaban impedir a toda costa. Algún que otro guardia civil también. Presentadoras que con voz apenada iban narrando todo lo que iba sucediendo. Y colaboradores que manifestaban su espanto por la condición humana. Una mujer que decía que ella era del siglo XXI, pero que los de Tordesillas no. Y viendo todo aquello y que cada año se monta una más gorda, pensé que sólo en un país como éste podía haber nacido Luis García Berlanga.
La información que llega a nuestras manos en forma de prensa escrita, es como una ventana abierta al mundo, como una ventana de papel, en la que es imprescindible asomarse de vez en cuando para calibrar aproximadamente el mundo que nos rodea. La democracia es un organismo vivo que necesita continuamente estar vigilado, y la minuciosidad en las noticias de carácter general así como el esfuerzo que tengamos que hacer a la hora de estar informados determinará la salud de la misma.
martes, 22 de septiembre de 2015
domingo, 13 de septiembre de 2015
EL JOVEN DE PELO RIZADO
Estoy hojeando despreocupadamente una de esas revistas del corazón, cuando me encuentro de repente con esa mirada ligeramente caída y ese enigmático gesto tan característico del chaval de pelo rizado. En esas fotos aparece acompañado por una chica más o menos de su misma edad, parecen ir hablando los dos, y en el pie de foto se podía leer que era su novia. Me quedo observando las fotos, pensando en la cantidad de horas utilizadas por ciertos medios de gente "enrollá" en destripar la vida del chaval: que si era simpatizante de podemos, que si había repetido muchas veces, que si los padres no podían con él y lo iban a meter en una escuela militar, que si le gustaban mucho las discotecas y las chicas, etc... Por supuesto todas estas indagaciones estaban amparadas en la libertad de expresión e información y en la remota posibilidad de que este chaval ocupara un gran cargo de responsabilidad en este país. En una de las fotos aparecía mirando directamente al fotógrafo mientras señalaba con su dedo el diploma que había conseguido. Pensando en todas las fotos que le habían hecho al chico en todos estos años y en todo lo que habían dicho sobre él, se me vino a la cabeza lo utópico que sería que editaran una revista que desgranara de la misma manera la vida de los políticos que pretendían dirigir nuestro país. Que nos pusieran al tanto qué había detrás de tanta palabrería, buenas intenciones y sonrisas y gestos perfectamente perfilados. Que contaran pormenorizadamente qué habían estudiado, si habían ido a la universidad, cómo se habían comportado públicamente, si habían hecho botellón y fastidiado por la noche a algún vecino, dónde habían vivido, qué vida habían llevado, quiénes fueron sus padres, dónde habían trabajado, cómo había conseguido los trabajos obtenidos, si eran de esos que iban a la universidad durante diez años porque les daba lo mismo sacarse la carrera en cinco o en diez porque tenían ya de antemano su futuro resuelto, etc... Y puesto también a seguir con la utopía pensaba en otra editorial que informara sobre quién o quiénes están detrás de las productoras televisivas. Quién o quiénes están detrás de ese sellito que sale cuando termina algún programa o serie de televisión. Gente, personas, innombrables que son los que hacen caja cada vez que nos sentamos frente al televisor, y que influyen en muchos aspectos políticos del país. Siempre me he preguntado, por ejemplo, sobre esos consejeros de canal sur que cobran mas que la presidenta de la junta, pero que no tienen ni rostro ni nombres, por ejemplo. Sería algo importante que ciertas utopías se fueran haciendo realidad en este país nuestro, por la libertad de expresión, información y por nuestro futuro.
domingo, 6 de septiembre de 2015
EL DOMINGUITO
Hoy es el primer domingo de septiembre. Comienzan esos domingos plomizos y tediosos del otoño, rodeados de asfalto, bloques de piso y barrios que se concentran alrededor de sus bares, plazoletas y centros deportivos. Atrás quedó esa vía de escape tan terapéutica y natural como es la playa. Atrás quedaron los interminables paseos por la orilla del mar sintiendo bajo las plantas de los pies la fina arena, las inmersiones bajo el mar que nos transportan a nuestro lado mas primitivo, o las largas sesiones de pesca bajo la agradable sombra de la sombrilla. Son unos días que conectamos con nuestro lado mas salvaje y natural, y del que un día nos apartamos casi definitivamente. Son unas jornadas mucho más pausadas, en las que vivimos con el ritmo de otros tiempos, sólo con el ritmo que marca la inclinación del sol y la salida de la luna. Unos días que sirven para encontrarnos con nosotros mismos y para cargarnos de esa serenidad que iremos perdiendo progresivamente en cuanto nos traslademos a lo que se ha convertido en nuestro hábitat natural: torres de pisos y barrios enteros que se agolpan en distritos con la única separación "natural" de las carreteras. Nos encontraremos de nuevo con amigos y conocidos, y con cierta melancolía les resumiremos las vacaciones con un "muy bien". Ya habremos cambiado nuestros paseos sin rumbo por la playa, por otros más programados a cualquier centro comercial, tienda o donde sea. Y jugaremos de vez en cuando a ser dueños de nuestro tiempo y ocio cuando se decida ir en coche a cualquier otro lugar que no sea la plazoleta del barrio. Todo resultará ser un experimento patético y fallido. Porque nada podrá sustituir lo natural por lo artificial, por mucho que nos empeñemos, y más cuando no existe separación natural alguna entre barrios enteros o bloques de pisos. A diferencia de otras ciudades europeas, aquí vivimos con unos horarios más cambiados - forzados- y sin espacios verdes entre vecindades que a su vez se convierte en ese espacio que resulta tan necesario para no sentirse tan agobiado y para evadirse de vez en cuando. En muchas ciudades, si quieres espacio y además que sean verdes no tienes otra opción que meterte en el coche.
Muy pronto, todas estas sensaciones desparecerán por completo por las necesidades imperiosas del día a día y que nos marcarán el devenir del año. Algunos psicólogos han llamado a todo esto "síndrome posvacacional" y lo relacionan con las vacaciones en general. Yo lo llamo tomar conciencia de lo que debería ser y no es. Afortunado el que viva muy cerca de la playa, de la montaña o de cualquier otro espacio natural.
Muy pronto, todas estas sensaciones desparecerán por completo por las necesidades imperiosas del día a día y que nos marcarán el devenir del año. Algunos psicólogos han llamado a todo esto "síndrome posvacacional" y lo relacionan con las vacaciones en general. Yo lo llamo tomar conciencia de lo que debería ser y no es. Afortunado el que viva muy cerca de la playa, de la montaña o de cualquier otro espacio natural.
viernes, 4 de septiembre de 2015
El naufragio
Allí estaba el crío. Echadito sobre la arena. En una postura relajada como si estuviera durmiendo un sueño profundo. Ajeno a su inmensa soledad y a las olas que le acariciaban la cara. Quizás lo que mas conmovía era la soledad del crío en la playa. Era inevitable que a uno se le pusieran los pelos de punta. Ya, más en frío, piensa uno: "ya consiguió el periodista de turno la ansiada foto". Porque en todos los conflictos y acontecimientos existe siempre esa foto, esa imagen que "remueve conciencia" y que da la vuelta al mundo. Y tras ella todos los periodistas afilando sus plumas e inteligencia para tocar en el lado sensible del personal y llevarse, de paso, algo de notoriedad también, que todo hay que decirlo. Que qué bueno es este tío, que qué bien escribe, que qué enfoque tan peculiar, y todas estas cosas.
Desde cuándo prima más vender que contar la verdad? Desde cuándo es más rentable tratar los asuntos de forma sensacionalista que contar TODO lo que sucede en cualquier conflicto? Desde cuándo pasa por comentario inteligente y agudo cualquier comentario que tira por tierra la "condición humana" en general? No tiene nada de inteligente describir al ser humano como el mas horroroso bichejo que camina por la faz de la tierra. No se puede - NI SE DEBE- medir la "condición humana" en general por la visión cicatera de algunos periodistas, políticos e "intelectuales". Y me parece una visión muy canalla describir la "condición humana", de "europa" y "occidente" por la foto de un crío muerto en una playa o por la construcción de un alambre de espinos. Yo creía que los medios estaban para INFORMAR, y que el individuo tendría las herramientas necesarias para separar el grano de la paja, pero según parece, en algunos casos, no es así. Esto, por desgracia, y de momento es otra utopía más. Una utopía mucho más realista y alcanzable que otras, como esas que persiguen que no muera nadie de hambre, ni que haya guerras ni clases sociales, pero una utopía, al fin y al cabo. El crío es una victima más del conflicto que está asolando siría desde hace años. Esa gente viene huyendo del empuje, por un lado, del EI financiado por los petrodólares y de las barbaridades del tío del bigote apoyado por los rusos, que en todo esto son los innombrables. Amén de otras muchas cuestiones complejas, porque en siria, como en todos los países y por mucho que se empeñen dictaduras e imposiciones, no existe homogeneidad absoluta en cuanto a pensamiento, ideologías ni creencias. Siria, al igual que el crío, lleva naufragando desde hace muchos años, pero conocer y formar culturalmente requiere un gran esfuerzo que según parece no es rentable y requiere un tiempo demasiado valioso como para desperdiciarlo en formar a personas reflexivas, juiciosas y carentes de absurdos complejos de autoinculpación baratos. El crío se ahogó, y días antes un sargento del ejército sacó a treinta y tres inmigrantes del agua con un cable atado a la cintura en la isla de Alborán. El gobierno húngaro ha levantado un alambre de espinos, y muchos húngaros protestan por la medida y se acercan a ayudar en lo que pueden a los refugiados.
Más celeridad de los gobiernos europeos: sí. Más medidas que ayuden a toda esa gente que viene caminando durante días a través del campo: sí. Ahora dicen que van a "acoger" mas refugiados de los que en un primer momento se dijo. La pregunta es dónde los van a "colocar". Acogería usted en su casa a alguien que ni conoce y que han vivido todo tipo de atrocidades, que vienen de una guerra.¿ Los acogería usted porque el periodista o intelectual de turno ha dicho que "nosotros", en el año 39, también fuimos refugiados. O porque México acogió a muchos niños "republicanos"?. O porque Argentina mandó en la época de Franco barcos cargados de arroz? La persona de la calle, normal, que diga que no quiere ningún campo de refugiados al lado de su casa creo que estará en su perfecto derecho, por mucho que empujen esos periodistas - intelectuales - guais que tan bien caen ante su público. O si tanto les molesta la "condición humana" que prediquen ellos con el ejemplo por una vez.
Desde cuándo prima más vender que contar la verdad? Desde cuándo es más rentable tratar los asuntos de forma sensacionalista que contar TODO lo que sucede en cualquier conflicto? Desde cuándo pasa por comentario inteligente y agudo cualquier comentario que tira por tierra la "condición humana" en general? No tiene nada de inteligente describir al ser humano como el mas horroroso bichejo que camina por la faz de la tierra. No se puede - NI SE DEBE- medir la "condición humana" en general por la visión cicatera de algunos periodistas, políticos e "intelectuales". Y me parece una visión muy canalla describir la "condición humana", de "europa" y "occidente" por la foto de un crío muerto en una playa o por la construcción de un alambre de espinos. Yo creía que los medios estaban para INFORMAR, y que el individuo tendría las herramientas necesarias para separar el grano de la paja, pero según parece, en algunos casos, no es así. Esto, por desgracia, y de momento es otra utopía más. Una utopía mucho más realista y alcanzable que otras, como esas que persiguen que no muera nadie de hambre, ni que haya guerras ni clases sociales, pero una utopía, al fin y al cabo. El crío es una victima más del conflicto que está asolando siría desde hace años. Esa gente viene huyendo del empuje, por un lado, del EI financiado por los petrodólares y de las barbaridades del tío del bigote apoyado por los rusos, que en todo esto son los innombrables. Amén de otras muchas cuestiones complejas, porque en siria, como en todos los países y por mucho que se empeñen dictaduras e imposiciones, no existe homogeneidad absoluta en cuanto a pensamiento, ideologías ni creencias. Siria, al igual que el crío, lleva naufragando desde hace muchos años, pero conocer y formar culturalmente requiere un gran esfuerzo que según parece no es rentable y requiere un tiempo demasiado valioso como para desperdiciarlo en formar a personas reflexivas, juiciosas y carentes de absurdos complejos de autoinculpación baratos. El crío se ahogó, y días antes un sargento del ejército sacó a treinta y tres inmigrantes del agua con un cable atado a la cintura en la isla de Alborán. El gobierno húngaro ha levantado un alambre de espinos, y muchos húngaros protestan por la medida y se acercan a ayudar en lo que pueden a los refugiados.
Más celeridad de los gobiernos europeos: sí. Más medidas que ayuden a toda esa gente que viene caminando durante días a través del campo: sí. Ahora dicen que van a "acoger" mas refugiados de los que en un primer momento se dijo. La pregunta es dónde los van a "colocar". Acogería usted en su casa a alguien que ni conoce y que han vivido todo tipo de atrocidades, que vienen de una guerra.¿ Los acogería usted porque el periodista o intelectual de turno ha dicho que "nosotros", en el año 39, también fuimos refugiados. O porque México acogió a muchos niños "republicanos"?. O porque Argentina mandó en la época de Franco barcos cargados de arroz? La persona de la calle, normal, que diga que no quiere ningún campo de refugiados al lado de su casa creo que estará en su perfecto derecho, por mucho que empujen esos periodistas - intelectuales - guais que tan bien caen ante su público. O si tanto les molesta la "condición humana" que prediquen ellos con el ejemplo por una vez.
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