miércoles, 24 de febrero de 2016

23 - F

Tal día como el de ayer de hace treinta y cinco años irrumpieron las pistolas en el parlamento. De repente fue sustituida la voz del pueblo, de la gente,  por las ráfagas de ametralladoras y disparos intimidatorios al aire. Cada vez que veo las imágenes por la televisión no se me ocurre nada que lo supere en grado de obscenidad: el órgano que representa el diálogo, la variedad de voces, ideas y pareceres, secuestrado de un plumazo por la imposición de la fuerza de las armas. Durante muchas horas el país estuvo secuestrado, en vilo. Todo el mundo pegado a los transistores y comentando, helados de miedo. Sin conocer qué pasaría. Si de repente España volvería de nuevo a una dictadura militar. Si de repente todos los derechos fundamentales de las personas se verían otra vez reducidos a la nada y serían silenciadas y reprimidas las voces discordantes. Muchas personas pegadas a la política optaron por pirarse a Portugal o a Francia, temiendo que una bota militar pateara la puerta de sus viviendas y se los llevaran detenidos porque sí. Nadie sabía lo que iba a pasar, y podía pasar cualquier cosa. La gente normal, de la calle, la que trabajaba para sacar una familia adelante y ser feliz, la que no tenía dónde cobijarse más allá de su entorno y sus amigos, recuerda exactamente dónde estaban y qué estaban haciendo, y no es para menos desde luego. Recuerdo el testimonio de una persona que no se había puesto mala en su vida, pero que aquel mismo día entró en una farmacia aquejada de un espantoso dolor de muelas. Al dar los buenos días a una concurrida clientela, todos le chistaron al unísono. Todos los allí presentes estaban apretujados alrededor de un transistor - boticario incluido - del que salía una voz distorsionada.
- Que han dado un golpe de estado. - Le aclaró en voz baja un hombre de su misma edad, dirigiéndose a él con cara de espanto.
Inmediatamente una llamada telefónica a casa desde una cabina.
- Cuando pueda iré para casa, no te preocupes que estoy bien. Aunque por la calle no se ve nada raro de momento, tú no vayas a salir....

No suelo ver mucho la televisión, pero me dio la sensación que el día de ayer no sirvió para recordar como es debido aquellos acontecimientos que por poco dieron al traste con nuestro sistema imperfecto de libertades. El telediario de las tres lo vi algo empezado, pero de ahí hasta el final el tiempo lo llenaron con las noticias típicas de un día ordinario. El periódico generalista que vi tenía sólo una ligera reseña en una de las esquinas de la portada. No sé si en las escuelas se dará el asunto como es debido, tanto el golpe de estado como los episodios de la transición y todas las personas que la hicieron posible, incluyendo párrocos anónimos, personalidades del clero y militares reformistas. Pero tengo la sensación de que un tema histórico tan importante se va diluyendo progresivamente en el tiempo con la complicidad de las instituciones que deberían velar para que eso no sucediera. Y que todo se limita al empuje de algún artículo, documental esporádico en la televisión y comentarios sin importancia a través de twitter o de cualquier otro medio. Creo, sencillamente, que se le da el mismo trato que a otros temas relacionados con la cultura y la historia.
Se corre el peligro que gracias a la ignorancia y al olvido lleguen algunos liantes profesionales y rellenen esos huecos a su antojo para que germine la estupidez suprema, que también está pasando. Que intenten utilizar la ignorancia de su público potencial para dar por bueno el primer cuento chino que se les pase por la cabeza. Y que, en el caso de la intentona golpista, intenten utilizar la falta de testimonios de esas personas clave que estuvieron en la primera línea de los acontecimientos para amoldar la historia a sus intereses e idiologías renovadoras. Que sustituyan esa falta de testimonios por insinuaciones, tergiversaciones o inventos, utilizando la historia como otro medio más para alcanzar sus fines y demostrando cuáles son sus intenciones para con la cultura, y demostrando de paso qué entienden por objetividad histórica. A día de hoy sigue sin conocerse nada más sobre el golpe de estado del 23- F.

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