miércoles, 3 de febrero de 2016

Google

Google lleva trabajando desde hace algún tiempo en una serie de proyectos innovadores. La noticia de alguno de ellos, como por ejemplo el coche inteligente sin conductor o las Google Glass nos ha llegado a través de publicaciones o informativos Pero también existen otro tipo de proyectos de mayor complejidad en lo tecnológico y de mayor envergadura, como por ejemplo la conexión a internet a través de globos o drones que pretende conectar a millones de personas en el continente africano, o la incursión en el campo de la biotecnología y que pretende crear nuevos anticuerpos en nuestro organismo para atacar enfermedades en una técnica que han denominado como "reprogramación celular". También la revista Time llegó a anunciar en 2011 que la compañía tiene entre sus proyectos la de un ascensor espacial. Y sería tal y como suena, un ascensor que nos llevará directamente al espacio.
Larry Page y Sergüei Brin fundaron Google el 4 de septiembre de 1998 y estrenaron su motor de búsqueda unos días después, el 27 del mismo mes. En poco tiempo superó al otro motor de búsqueda más popular de la época, el AltaVista, que fue creado en 1995 y que tenía su sede en California. Lo que comenzó como un proyecto universitario (parecido a Facebook) continúa a día de hoy con sus continuos proyectos y reinvenciones.
Pero qué sucede para que un pequeño proyecto universitario se convierta en una gran compañía puntera? Por qué son siempre los mismos países los que están al frente de las innovaciones y marcan el ritmo a los restantes? Para responder a esta pregunta tendríamos que hacer un poquito de historia general, y saber objetivamente que las cosas no suceden por mera casualidad o porque caigan del cielo o porque "esta gente sencillamente son así", sino saber que son el resultado del funcionamiento interno de las instituciones del país.    
Antes de montar una empresa, por ejemplo, tendremos que tener la certeza absoluta de que el estado en cuestión la respetará y no la "nacionalizará" o nos la expropiará. Que sea un país que respete ante todo nuestras propiedades. También depende de la facilidad que nos darán las instituciones y la burocracia para montarla. En España se tarda 28 días y se encuentra en la posición 44 entre los 185 países que forman el ranking mundial de los estados que ofrecen mayores facilidades para hacer negocio. Es importante también el acceso y las condiciones que harán posible la financiación inicial, y que estará estrechamente relacionado con el punto anterior. Y existe un punto importantísimo y opaco en toda empresa, que se trata de que a la hora de registrar una patente el estado nos deje libremente explotarla y que permita que exista lo que se llama como "destrucción creativa", es decir, que no nos pongan trabas o impedimentos de algún tipo a la hora de desbancar a lo hegemónico porque ésta tenga una mayor parcela de poder en un estado carente de equilibrio político. Dicho coloquialmente, que sea un país donde se permita sustituir lo viejo por lo nuevo. Esto que parece un proceso simple o de sentido común no lo es tanto, y más si lo nuevo amenaza con hundir grandes fortunas y parcelas de poder. Imaginemos por ejemplo que los dueños de Google hubieran adquirido la preparación y la perspicacia necesarias para realizar su proyecto en un país absolutista. Y que AltaVista hubiera sido propiedad del dictador de turno y de los jerarcas que lo sustentan en el poder y que se enriquecen con su explotación. O que los dueños de AltaVista hubieran alcanzado tanto poder dentro de un sistema parlamentario que hubieran provocado un desequilibrio de poder dentro de las instituciones. O que la mayoría de la población trabajase en AltaVista y al mandamás de turno no le interesara dejar a toda esa gente sin trabajo temiendo grandes disturbios que pudiera provocar su futuro derrocamiento del poder. Ni que decir tiene que el proyecto de Google no hubiera tenido futuro en ninguna de estas condiciones.
En Inglaterra los grandes terratenientes se opusieron a la revolución industrial porque vieron cómo los nuevos comerciantes perjudicaban sus privilegios comerciales, aparte de tener que subirles el sueldo a sus propios trabajadores y ver cómo se le reducían las rentas. Pero no solo la aristocracia se opuso; los artesanos, que veían cómo sus habilidades manuales estaban siendo sustituidas por las máquinas organizaron disturbios, destruyeron máquinas y quemaron fábricas. Eran los luditas. A John Kay, el inglés que mejoró la mecanización del tejido le quemaron la casa. Y lo mismo le pasó a James Hargreaves, que inventó una mejora revolucionaria en el hilado.
Existen a lo largo de la historia algunos ejemplos de innovaciones que no vieron la luz e inventores que se presentaron ante el emperador o rey de turno y que directamente terminaron muertos y sus inventos enterrados. Ejemplos curiosos hay muchos y variados ( los que están documentados). Por eso la capacidad de asimilar innovaciones y avances en todos los campos está directamente relacionada con las instituciones y el funcionamiento interno de los países.

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