martes, 2 de febrero de 2016

La niña con zapatitos nuevos

Entró en la zapatería acompañada por su madre y por su tío. Juntó los dos pies y de un salto enérgico sorteó el pequeño escalón que la separaba de la tienda. Continuó con una pequeña coreografía mientras canturreaba algún tipo de canción. Con sus ojos inquietos recorría todas las estanterías que allí había, se quedó sorprendida por la gran cantidad y variedad de zapatos y colores. Durante el desayuno su madre le había dado la buena noticia: "luego vamo a ir a comprarte lo sapatito, eh?!". Con la boca llena de comida abrió exageradamente los ojos y ahogó una enorme expresión de satisfacción. La madre sonrió al ver la reacción. Pero la niña jamás imaginó que en aquella tienda hubiera tanta cantidad de zapatos. Su coreografía fue disminuyendo en intensidad en cuanto fijó su atención en los primeros detallitos que la rodeaban.
- Che; no balla a toca, eh?! . - Le dijo la madre entrando en la tienda. La niña retiró inmediatamente la mano mientras la joven dependienta la observaba con una sonrisa.
- Y ba a bení er tito?. - Preguntó con una sonrisa en cuanto se tragó lo que tenía en la boca.
- Yo creo que sí pero no es seguro, eh?!
La madre tenía la certeza que su hermano iba a venir porque se lo había dicho por teléfono. Pero era mejor ocultárselo hasta el final para evitar que le diese la murguita durante todo el mediodía.
La niña sonrió ante la perspectiva de pasar una tarde acompañada por su tío y encima comprando zapatos. Desde siempre lo había visto como a un compañero más de juegos, siempre andaba gastando bromas, haciendo tonterías y haciéndola reír. A pesar de ser físicamente muy grande y de ser un adulto, la mayor parte del tiempo no se comportaba como ella veía que se comportaban los adultos, y eso la fascinaba. Siempre era el primero en hacer algún comentario jocoso sobre alguna mierda de perro, o sobre alguna señora gorda, o unas bragas tiradas en mitad de la calle. En muchas ocasiones era ella misma la que lo buscaba si veía u oía algo que presuponía podría inducir a un chiste de su tío. Otra cosa que le encantaba de su tío era su atracción por los animales: si veía por la calle algún perro o algún gato siempre tenía algún comentario simpático o cariñoso. Y si alguno se le acercaba no dudaba en acariciarlo. Debido a todo esto durante un tiempo la niña estuvo detrás de la madre para que le comprase un perro, pero la cosa no llegó a fructificar.
- Hola, benimo pa be si tenei algo pa la niña. - Se dirigió la madre a la dependienta.
- Sí, mira, en aquel rincón tiene las cosita pa niño. Bení por aquí... Aquí, en este lado, tenéis todo lo sapatito pa ella- La dependienta se echó a un lado y permaneció inmóvil y con las manos en la espalda.
La niña ya había comenzado de nuevo su coreografía en mitad de la tienda mientras su madre y su tío repasaban por encima las hileras de zapatitos perfectamente colocados en las estanterías.
- Quieres bení pa ca....
-Qué grasioso el botín, qué chiquitito, parese un llabero...
La niña rio la ocurrencia de su tío al llegar.
-....o un pendiente, mira, me lo pongo aquí en la oreja...y mira qué bien me queda....
La niña reía mientras agarraba sin titubeos el zapato que quería.
- Este es, no?!. - Le preguntó la madre fingiendo seriedad. - No quieres otro?!
La niña respondió con un sí y a la segunda con un no de cabeza enérgico y con una amplia sonrisa. Y es que ya lo había visto en un catálogo antes de ir a la tienda, lo que hizo que su tío le gastara alguna que otra broma más.
- Éste se lo están llebando mucho...Le dijo la dependiente cuando le trajo del almacén uno de su número.
-Sí, hija, una amiguita de su clase...tiene también uno paresido...
-Qué chula son esta bota....
-Pero tito, son de muje....
-Qué son de muje? Y dónde pone éso?
Su tío agarró la bota marrón con flecos, parecidas a las que se ponían los indios americanos en las películas, y fingió buscar alguna etiqueta. La niña reía la ocurrencia y la simpleza de su tío mientras terminaba de calzarse el zapato con ayuda de su madre.
- Yo no beo que ponga nada de muje...Entonse la muje de la tienda no me la puede vender....o....Pue a mí me gusta. Y a be quién se ríe de mí...que le doy un...
La niña no paraba de reír ni caminando con los zapatos puestos ante los ojos de la madre y la dependienta.
- Y quién va impedí que me la llebe, eh?!. Bas a ser tú, eh?! Y qué bas ase,eh?! Dime, dime... El tío comenzó a darle con el dedo en los costados a la niña mientras la madre llegaba de pagar los zapatos cargando con una bolsa blanca en la que se podía leer el nombre de la tienda.
- Tito, ar finá no te has comprao las bota...
-Es que no tengo dinerito...otro díita me aserco y ya berás tú lo guapo que voy a está...
Los tres se marchaban ya de la tienda. La niña detuvo sus pasos, colocó de nuevo los pies juntos y aprovechando que la agarraba su tío por una mano dio un salto más largo que cuando entró.

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